Tristeza y Felicidad. Cómo gestionarlas y sacar el máximo beneficio de estos dos estados de ánimo.

LA TRISTEZA

La tristeza es un sentimiento que, como la alegría, la ira, el aburrimiento, el desprecio o el amor, forman parte de nuestra vida cotidiana.

Cuando vivimos un episodio de miedo o ira, el cerebro se defiende en forma de estrés y nuestras defensas inmunológicas se debilitan.

Cuando nos ocurren cosas negativas, tenemos la sensación de que ya nada será igual, nada volverá a ser como antes y empezamos a  pensar continuamente de forma negativa.

¿Por qué? Esto es debido a la serotonina y la dopamina. Estas dos sustancias están presentes cuando estamos felices, contentos y de buen humor. Si estamos en un periodo de bajón o tristeza los niveles de serotonina y dopamina bajan,  como consecuencia el cortisol (otra hormona importante para nuestro equilibrio emocional) aumentará y nos provocará estrés. 

Está comprobado que nuestro cerebro FUNCIONA más cuando estamos tristes, porque no paramos de pensar en las cosas negativas que nos han pasado e intentamos buscar continuamente  las soluciones. Por ejemplo cuando nos encontramos en una situación de tristeza o estrés no podemos dormir.

Otra consecuencia es LLORAR. ¡Lloremos señor@s! No contengan las lágrimas, porque a través del llanto ayudaremos a nuestro cuerpo a desahogarnos. 

 

¿Cómo ayudar a nuestro cerebro a salir del círculo negativo?

El cerebro necesita acostumbrarse a que hay cosas buenas y cosas malas. Cuando nos llegan los malos pensamientos, solo debemos tomarnos un tiempo para reflexionar, sin dar importancia a los pensamientos negativos, y buscar siempre la belleza de las cosas cotidianas. Debemos ser agradecidos por las pequeñas cosas que componen nuestro día a día:  como la comida, nuestro trabajo, los amigos, la familia, etc.

¿Cómo podemos ayudarnos a sobrellevar estos momentos de bajón?

• Come algo prohibido (chocolate);
• Vístete o arréglate de forma diferente, para sentirte más guap@ (¡quítate el pijama!);
• MUÉVETE, sal a dar un paseo. 
• Sobre todo ¡¡¡haz algo nuevo!!!. Ese curso de yoga que siempre has querido hacer, empezar un curso de pintura, asistir a clases de flamenco, dar clases de español, etc. ¡Conocer a otra gente, te puede ayudar a tener otra visión de las cosas!

Estos consejos no solo hay que seguirlos cuando estamos tristes, ¡hay que mimarse siempre!, quererse a uno mism@ es la mejor terapia para mantenerse animado, de buen humor, y dar estímulos positivos a nuestro cerebro para intentar siempre estar bien y tranquil@.

Otro factor importante a la hora de afrontar la tristeza es nuestra postura.  Cuando se está triste, se tiende a estar curvado, esta posición protege nuestro corazón de forma innata. Se dice que el corazón es la casa de las emociones. Esta postura en forma de curva limita nuestra respiración; es por ello que decimos que los pulmones gobiernan la tristeza. Cuando estamos tristes, apáticos o pensativos nos cuesta respirar.  

Automáticamente esta posición curvada nos hará mirar ¡¡¡ hacia abajo!!!  por lo tanto estamos limitando nuestra visión de las cosas y no veremos el mundo tal y cómo debe ser percibido en una posición correcta, con la mirada en alto y el cuerpo erguido correctamente. Debemos mirar al Cielo (hacia arriba) para tener una visión real de las cosas y no perdernos todas las posibilidades que ofrece el mundo.

Importante: la postura, hacer respiraciones profundas a menudo y la forma de mirar el mundo, ayudarán a  quitarnos o sobrellevar la tristeza de manera más fácil.

 

 

 

LA FELICIDAD

Si el hombre es feliz, la satisfacción y el estar contento también toman el relevo. 

Según Buda, «aprender a dejar ir es la clave de la felicidad». 

Somos felices cuando nos sentimos importantes para los seres queridos y la sociedad.

Cuando el cerebro produce serotonina, experimentamos una agradable sensación de bienestar y dormimos bien.

Tenemos que puntualizar que hoy estamos hablando de tristeza y felicidad en los primeros momentos, antes de que se pueda producir una enfermedad más grave, como puede ser la depresión, que debería ser tratada por especialistas.

Muchas veces no nos damos cuenta que estamos sumergidos en una depresión y vivimos en un continuo camino de espinas, en tonos grises y sin ganas de vivir, sin encontrar ninguna motivación positiva a nuestro alrededor, en estos casos se aconseja siempre pedir ayuda.